Está ya en marcha el segundo proyecto que abanderan
Lorenzo Serra Ferrer y Quique Setién en Heliópolis, tras el éxito rotundo del auspiciado por ambos en la 17/18, con la sexta plaza y el regreso a
Europa como colofón.
Todo ello, fruto de una sociedad muy particular, la que forman dos técnicos veteranos (65 y 59 años, respectivamente), con las ideas muy claras y, según confesión propia, que ratifican quienes trabajan con ellos codo con codo, bastante testarudos.
Ambos han forjado a lo largo de sus carreras firmes criterios en materia deportiva. Saben de sobra lo que les gusta y lo que no, cómo lo quieren y cómo no. Ni siquiera es cuestión de egos, sino del convencimiento que les otorga un prolongado bagaje.
Sus reuniones en estos últimos meses no han sido, precisamente, una balsa de aceite. Ni para el capítulo de altas y bajas ni para otros relacionados con el estilo de juego o el sistema, especialmente cuando la sangría de goles encajados en la primera vuelta del curso pasado amenazaba la estabilidad del equipo.
Sin embargo,
el Betis se ha beneficiado de manera rotunda e incuestionable de un matrimonio de conveniencia cada vez mejor avenido, donde empiezan a acostumbrarse el uno al otro, a ceder ante la evidencia, a perder alguna batalla para asegurarse ganar la guerra.
Por supuesto, ha habido consensos, bastantes incluso, pues el gusto del balear y el cántabro coinciden en muchos casos. Y, como ocurre ahora con
Mikel Merino, el resultado garantiza que el elegido será alguien TOP.
Huelga decir que el vicepresidente deportivo es la máxima autoridad en materia de planificación, si bien no ha impuesto hasta la fecha ningún fichaje al entrenador, con el que han jugado muchísimo, por cierto, determinadas incorporaciones que, en su momento, éste no consideró prioritarias.
Al contrario también hay ejemplos: jugadores en los que se empeñó el santanderino y que llegaron por un empecinamiento puntual que quiso satisfacer Serra, los cuales han terminado convenciendo y superando las expectativas de la persona que ejerce a todos los efectos de director deportivo.
La fuerza de las dos posturas que representan el área deportiva del Betis se traduce también en un fenómeno interesante.
Y es que, a diferencia de otros clubes, en los que existen un
‘plan A’ y un ‘plan B’ para cada demarcación, las primeras opciones en verdiblanco son, como mínimo, dos, que conviven de manera paralela, activándose y negociándose muchas veces al unísono.
Una fórmula que, dada la criba que se produce en la secretaría técnica y la ambición que caracteriza a Serra y Setién, dota de empaque al casting.