El
Betis está en un momento dulce. Puede que el mejor momento de la temporada y con total seguridad de los últimos años. El equipo de
Setién ha encontrado un equilibrio importante entre su particular estilo con vocación ofensiva y la solidez defensiva ausente en gran parte de la temporada.
Pero ese punto de inflexión tiene fecha y hora. El cambio se produjo concretamente en el encuentro ante el
Villarreal de la segunda vuelta (2-1) en el
Benito Villamarín, primer partido en el que el cuadro heliopolitano apostó por los tres centrales, coincidiendo, además, con la llegada de
Marc Bartra el equipo. Antes, Setién lo había probado contra el
Barça, pero su plan inicial se vino abajo a las primeras de cambio.
Desde entonces, el
Betis ha jugado diez encuentros, en los que ha ganado siete (
Villarreal 2-1;
Depor 0-1;
Levante 0-2;
Alavés 1-3;
Espanyol 3-0;
Getafe 0-1; y el pasado sábado ante el
Eibar 2-0); empatado uno ante la
Real Sociedad (0-0) y perdido dos, ante dos equipos Champions:
Real Madrid 3-5 y
Valencia 2-0.
Estos números, sin duda, le convierten en uno de los mejores equipos en este tramo de la temporada, en el que apenas ha encajado nueve goles en esa decena de apariciones ligera. Ello supone un importante descenso en el promedio de goles encajados por partido. Si en las 21 primeras jornadas de
LaLiga, antes de ese encuentro ante el
Villarreal, el
Betis había encajado la friolera de 44 goles, lo que hacía una media de 2,09 tantos por fecha, en las diez siguientes ha pasado a encajar menos de uno (0,9), un descenso notable en la fragilidad defensiva del equipo.
Además, los verdiblancos han pasado de tener un balance de goles en contra de -9 tras la visita del 'Submarino' al
Villamarín, a -1 después del triunfo ante el
Eibar el pasado sábado, prueba de la madurez alcanzada por el equipo dirigido por Setién.
Isabel Morales2 min lectura