Con
siete fichajes ya presentados y con las líneas de acción para las plazas que urge reforzar más que definidas, uno de los retos más complejos que afrontan los rectores verdiblancos en las próximas semanas es el de iniciar el desfile de esas
“salidas planificadas” a las que se refirió Ángel Haro durante la presentación de Feddal. Estas principalmente son las de
Roman Zozulya, Didier Digard y los canteranos Fabián y José Carlos.Especialmente complejos se presentan los dos primeros casos. Por el ucraniano, como vienen relatando estas páginas, no hay ninguna gestión en marcha desde que se cayó lo del
New York Cosmos, que estuvo varias semanas negociando sin llegar a encontrar una fórmula que convenciese al
Betis. Además, ha sido ofrecido a varios clubes, que
han expresado su temor a vivir una situación tan tensa como la que se ha vivido en Vallecas, que aún está en los tribunales. Al ucraniano le quedan
dos años de contrato y su idea, a día de hoy, es cumplirlos o rescindir, lo que conllevaría un gasto que el
Betis intentará evitar.
Igual o peor aún es la situación de
Digard. El galo se lesionó de gravedad en noviembre y fue operado de una rotura completa del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha con afectación en el menisco de la pierna izquierda. Nueve meses después, sigue siendo baja indefinida y, así, será muy difícil encontrarle equipo. Hoy ha saltado al terreno de juego,
dejando ver sobre el césped que intenta avanzar en su recuperación. En su caso, al menos, la rescisión sería más barata, pues queda libre en 2018.
Más sencillas a priori se prevén las salidas de
Fabián, por quien todavía no han trascendido pretendientes, y
José Carlos, por cuya situación ha preguntado recientemente el
Córdoba.