Con
Pepe Mel hemos topado. Algo así habrán pensado en el
Betis, donde la presencia del que fuera entrenador y futbolista de los verdiblancos en el banquillo del
Deportivo de La Coruña no sólo no es una ventaja, sino todo un inconveniente de cara al interés heliopolitano por
Carles Gil y
Pedro Mosquera.
Y es que, tanto para el extremo como para el mediocentro, la presencia de
Mel en Riazor es un argumento para seguir en el conjunto gallego, pues ambos eran suplentes con
Gaizka Garitano y recuperaron protagonismo con la llegada del madrileño; que si bien sabe que en el
Depor ve transferible a toda la plantilla, le gustaría disponer de ellos en la 17/18.
En este sentido, ayer el
Birmingham Mail inglés publicaba que
Carles Gil le ha pedido al
Aston Villa seguir otro año cedido en el
Deportivo, con Mel como aval. De hecho, sólo se perdió tres partidos con él y sólo uno por decisión técnica. Otro fue por lesión y el tercero, por acumulación de amarillas.
Es decir, sabe que con él tendría más sencillo aspirar a los minutos con los que no cuenta en el club inglés y que se tendría que ganar si se decanta por la opción de recalar en el cuadro bético. Algo similar ocurre con
Pedro Mosquera.
El mediocentro sólo participó en tres de los 11 partidos previos a la llegada de
Mel (ninguno de ellos como titular), mientras que salió de inicio en los tres primeros encuentros con el ex del
Betis y sólo una lesión le apartó de sus planes.
Mel cuenta con
Mosquera y el
Deportivo, poseedor de sus derechos hasta 2021, no pondrá fácil su posible llegada al
Betis. Tanto es así, que de momento se ha remitido a su cláusula de rescisión, superior a 10 millones de euros, y ni siquiera se muestra dispuesto a escuchar ofertas que no superen los cinco kilos.