Valiente con balas de fogueo

Víctor Sánchez del Amo, con la salvación matemática ya en la mano después de que el Sporting empatara a uno ante el Espanyol, saltó al césped de San Mamés con un once remozado, en el que habituales como Joaquín, Pezzella, Pardo o Durmisi esperaron su oportunidad desde el banquillo, amén de un Alin Tosca al que dejó en Sevilla para darle descanso. Un equipo al que el técnico madrileño formó en Bilbao sobre el 5-4-1, dibujando la segunda línea en forma de rombo (como ya hiciera ante el Málaga), con el francés Jonas Martin en la punta, por detrás de Rubén Castro. Un Betis bastante rocoso que supo amarrar al Athletic Club (hasta que el colegiado pitó un penalti de Mandi que materializó Aduriz) y al que le faltó, también, salida de balón en su fútbol; una carencia que, con Dani Ceballos como único hombre con creatividad en el once, penalizó en exceso a los de Heliópolis, que se marcharon al descanso sin haber generado, prácticamente, ocasiones de peligro sobre el arco rival, con Rubén muy solo en punta.

Pero mucho cambiaron las cosas en la segunda mitad, cuando el Athletic llegó a ponerse 2-0 en el marcador, hasta que Rubén Castro consiguió acortar distancias. Momento que Víctor aprovechó para tirar de banquillo y demostrar su valentía (ahora que el Betis no se juega nada), dándole entrada a Álex Alegría, por José Carlos, y cambiando a un 4-4-2 su sistema. Un dibujo con el que el Betis se aproximó algo más al arco rival, aunque sin demasiados alardes y que demostró que Víctor, con balas de fogueo, es mucho más atrevido.