No debería serlo, dado que el interesado tiene vinculación contractual con el
Betis hasta el 30 de junio de 2018 y fue ratificado tanto por el vicepresidente del club,
José Miguel López Catalán, como por su director deportivo,
Miguel Torrecilla, si bien el debate sobre el futuro de
Víctor Sánchez del Amo continúa vivo. Y el madrileño no está del todo sentenciado por varios motivos, empezando por el redentor triunfo del pasado domingo ante el Eibar, que ha calmado mínimamente las aguas y aumentado de manera leve pero perceptible su crédito.
El que se antoja único valedor ya del míster verdiblanco no es un ninguno precisamente, sino el jefe de la planificación. Lo apoya, en parte, porque destituirlo sin que el equipo descienda sería admitir un error en su contratación.
El salmantino asumió el fallo con la de Poyet, una auténtica decepción personal, puesto que la mayoría de los fichajes invernales se hicieron bajo su auspicio y, en algunos casos, su recomendación directa. Por ejemplo, en la elección de
Sanabria en detrimento de otros delanteros de postín para realizar la mayor inversión de la primera ventana de transferencias de este proyecto. De momento, el paraguayo no ha respondido a las expectativas, bastante condicionado por las lesiones.
El 2-0 a los armeros, por tanto, otorga a Torrecilla un margen de maniobra impagable. El ex del Celta ha pedido al consejo de administración un poco de tiempo para concretar su postura respecto al futuro de Víctor, argumentando que no tiene claro del todo que, con una planificación desde cero y a su gusto, sea el
míster indicado para hacer subir un peldaño más a los heliopolitanos. Lo tendrá complicado el salmantino para mantener este criterio actual más allá del final de la presente temporada, un horizonte que sí parece haberse ganado el ex preparador de Deportivo y Olympiacos.
Y es que en la planta noble del Benito Villamarín desean conceder cierto grado de autonomía en la parcela deportiva a un alto ejecutivo que, en realidad, cuenta con la consideración de un director general en tal área, si bien la opinión generalizada en el órgano rector, sobre todo en los que poseen poder ejecutivo real, se decanta por un relevo en el banquillo. Con todo el riesgo que ello supone, pero también con la seguridad que, para ingresar en un club con aspiraciones superiores, lo pertinente es confiar en un
profesional bastante más reputado que aquellos por los que se ha decantado Torrecilla hasta el momento en su etapa en la capital hispalense.
Éste revisa desde hace semanas los informes que recibe de sus secretarios técnicos en lo que al mercado de entrenadores se refiere. Como hombre de fútbol, es consciente de que muy probablemente deberá abordar una decisión drástica, pero sus preferidos para continuar con el proyecto -el salmantino es moderadamente optimista sobre la evolución de sus fichajes de la 16/17 el próximo curso, cuando podría limitarse a tres o cuatro incorporaciones de envergadura mayor- se encuentran actualmente ocupados. Este margen de maniobra, sobre todo a Torrecilla, le resulta pintiparado.