El Real Betis Baloncesto vive con diferencia su peor momento, pese a que en LEB Oro sigue compitiendo y optando a todo al ocupar puestos de playoff, no son pocos los problemas económicos que atraviesa, con su presidente perdido en México tras los problemas con la justicia que tuvo al ser acusado de fraude fiscal. El intento de la entidad de salir a flote a nivel monetario para poder salvar la temporada y al menos pagarle a sus jugadores casi se lleva a cabo con la venta de su estrella, el uruguayo Joaquín Rodríguez, pero la lesión de Pablo Marín dejó el juego exterior bajo mínimos y obligó a tomar medidas en los despachos, que pasaron por la continuidad del charrúa, lo que eliminó la posibilidad de tapar el gran agujero existente.
En caso de bajar a LEB Plata, la situación del club era tan dramática que hubiera acabado de forma inevitable en la desaparición, sin embargo en la pista los resultados están acompañando y hoy por hoy está más cerca el playoff que el descenso. Que realmente jugarlo sería ciertamente contraproducente, porque ahora mismo el principal objetivo es vivir día a día y pagarle a los jugadores, algo que no es fácil, y luchar por el ascenso alargaría la agonía. De hecho, es imposible que se pudiera pagar el carísimo canon de ascenso a la Liga Endesa. Por eso mismo, el principal interés del club es acabar esta campaña y ya ver que ocurre la siguiente, independientemente de quién esté al mando, porque hoy por hoy parece complicado que sea el Grupo Xoy quién esté dirigiendo la nave bética.
Antes de que el Betis llegará a mantener a flote al Baloncesto Sevilla, era Cajasol el patrocinador, y esa fue la gran época del baloncesto en la ciudad hispalense. Por aquí pasaron jugadores de la talla de Porzingis o Willy Hernángomez, aunque la obra magna se produjo en 2011. Con Joan Plaza en el banquillo y Louis Bullock y Paul Davis liderando la nave, y una plantilla en la que estaban jóvenes como Tomas Satoranski, el club sevillano llegó a la final de la Eurocup, la segunda máxima competición continental. En el partido por el título no pudieron con el Unics Kazan, que les vendió por 92 a 77, pero en los libros de historia quedó escrita esta gesta, que ahora ha vuelto 13 años después.
Usando una plataforma de venta de productos de segunda mano, se ha puesto a la venta por 250 euros una medalla de subcampeón de la competición. Se desconoce si procede del staff o de algún jugador, pero sin duda supone el epílogo perfecto de la profunda crisis que vive la entidad, que en el peor momento de su historia ha visto como el mejor era salpicado.