El Real Madrid es con todas las de la ley el mejor del equipo de baloncesto de Europa. Actual campeón de la Euroliga tras una agónica final contra el Olympiacos, donde un lanzamiento sobre la bocina de Sergio Llull le dio el título; un dominio que ha mantenido este 2024, cuando ha sido capaz de imponer su ritmo, tanto en la ACB como en Euroliga, aunque en estos últimos meses ha sido mucho más irregular, sufriendo derrotas y acusando el bajón físico y de lesiones. De hecho, en la competición doméstica este fin de semana perdió ente el Barça en el Clásico y cedió el liderato a favor del Unicaja. No obstante, en Europa aseguró la primera plaza hace semanas y va a llegar a los cuartos de final como el grandísimo favorito a estar en la Final Four de Berlín.
Pero ser el mejor de Europa conlleva un precio a pagar, el de ser un gran caladero de la NBA. En los últimos años, sobre todo en la época de Pablo Laso, cuando Llull era la gran estrella, el escolta de Mahón rechazó auténticas millonadas por jugar en los Houston Rockets; pero mientras él siempre fue fiel a sus colores, ha habido de todo, como es el caso de Gaby Deck, quién puso rumbo a los Oklahoma City Thunder a mitad de temporada, dejando al equipo colgado en un momento crucial, o Facu Campazzo, quién se marchó a Denver buscando su sueño, pero al igual que Deck acabó volviendo tras estrellarse en la mejor liga del mundo.
En todos estos casos el Madrid salió perdiendo, pero recibió sus cláusulas a cambio, pero no es el caso de Tristan Vukcevic. El pívot serbio, que juega con la selección griega saltó a la fama en 2020, cuando empezó a jugar con asiduidad en el Real Madrid, aprovechando las bajas de la plantilla. Pero fue un espejismo, porque no llegó a gozar de continuidad, y tras una campaña en la primera plantilla donde le fue regular, salió rumbo al Partizan en enero de 2022. En Belgrado tampoco le fue bien, pero el 13 de marzo de este año le surgió la oportunidad de su vida. Los Washington Wizards, quienes le habían elegido en el 42 del pasado draft le firmaron por dos temporadas. Esto fue gracias al pago de su clásula de dos millones de euros a los serbios, de los cuales uno ha ido a las arcas blancas, debido al acuerdo que tenían los madrileños con los balcánicos.
Al jugador le está yendo bastante bien al otro lado del charco, ya que pese a jugar en los maltrechos Wizards, eliminados desde hace semanas, en los nueve partidos que ha disputado ha jugado una media de quince minutos, y en tan poco tiempo promedia 7,3 puntos, 3,9 rebotes y 1,3 asistencias. Unos números nada desdeñables que confirman su rápida adaptación y que hacen pensar en que puede tener una buena carrera en Estados Unidos.