Cuando Phoenix Suns cerró el traspaso de Bradley Beal hace meses, no pocos señalaron que la organización de Arizona se convertía de manera inmediata en favorita al anillo de la NBA de cara al curso 2023-24. Argumentos no faltaban, ya que el guard se unía a otros dos All-Stars como Devin Booker y Kevin Durant. Sí, mimbres había de sobra para ser creyente.
Con tal ilusión por verles jugar juntos y comprobar qué eran capaces de hacer, fueron pasando las semanas hasta llegar al mes de octubre. La competición estadounidense levantaba el telón y llegaba el momento de la verdad. Al menos eso pensábamos, ya que tras once partidos disputados, los problemas físicos de Booker y Beal han impedido que los tres coincidan sobre el parqué; y lo que es más grave, en el caso de Beal hemos sabido que su lesión en la espalda va para largo.
Así es. Según ha adelantado Shams Charania de The Athletic, la última revisión realizada por los servicios médicos de los Suns no ha tenido el resultado que esperaban; tanto es así que ahora aseguran que hay que esperar hasta tres semanas para volver a evaluar al shooting guard. Con al menos 21 días más de baja, ya es seguro que Phoenix habrá disputado un cuarto de la regular season sin que sus estrellas hayan podido jugar juntas, algo necesario si se quiere pasar de la teoría de un gran proyecto a la práctica de otro ganador.
No se trata de un capricho de aficionados al baloncesto, sino de una realidad. Hace muy poco vivimos en Brooklyn Nets una situación similar. En la organización neoyorquina reunieron a Kevin Durant, James Harden y Kyrie Irving. Con ellos tres parecía que se venía una auténtica dinastía, pero todo saltó por los aires mientras por unos motivos u otros apenas coincidieron en una decena de partidos.
Puede no ser el caso de Phoenix. Con mucho tiempo por delante, pueden sin duda revertir la situación, pero para ello necesitan que las lesiones les respeten. KD está a pleno rendimiento y Devin Booker ha regresado hace pocos partidos para quedarse. Las dudas, y el problema, han surgido con un Beal que en anteriores campañas ya ha luchado con diversas lesiones y molestias, y que ahora tampoco está sano. Dentro de tres semanas, cuando los médicos vuelvan a analizar su estado físico, sabremos si la situación pasa (o no) de problema a problemón.