LeBron James se convirtió este domingo en el segundo jugador de la historia de la NBA que logra sumar 38.000 puntos.
A la estrella de los Lakers le faltaban solo 11 puntos para alcanzar dicha cifra y no perdió el tiempo en su partido ante los Philadelphia 76ers, puesto que antes de terminar el primer cuarto ya había logrado su objetivo.
Un tiro frontal de media distancia fue el que le permitió sumar esos históricos 38.000 puntos.
Por delante de LeBron solo queda otra leyenda de Los Angeles Lakers como Kareem Abdul-Jabbar, que tiene el récord histórico de puntos acumulados en temporada regular con 38.387.
A sus 38 años y al ritmo al que juega, en su vigésima temporada en la élite, LeBron, que promedia 29 puntos por partido, tiene muchas papeletas para superar a Abdul-Jabbar y convertirse en el máximo anotador de la historia de la NBA, algo que, según los cálculos, podría conseguir antes de que acabe el mes de febrero.
"Estar aquí y saber que estoy a punto de probablemente romper el récord más buscado en la NBA, algo que la gente decía que posiblemente nunca se conseguiría, es súper abrumador para mí y súper genial", dijo LeBron antes de que empezase la temporada.
"Cada vez que mi nombre se menciona entre los grandes, como Wilt Chamberlain, Michael Jordan, Kareem Abdul-Jabbar u otros, es súper abrumador", añadió en la jornada de 'Media Day'.
LeBron James ya se convirtió la temporada pasada en el máximo anotador de la historia de la NBA si se cuentan los puntos conseguidos en temporada regular y los de los play-off, pero el registro oficial de la NBA no tiene en cuenta las anotaciones de las eliminatorias.
LeBron James hizo historia al alcanzar los 38.000 puntos, pero no pudo festejar este impresionante logro personal con un triunfo, puesto que Los Angeles Lakers perdieron ante los Philadelphia 76ers en un partido muy igualado y competido (112-113).
Russell Westbrook tuvo en sus manos la posesión definitiva, pero el base, sin que los Lakers pidieran tiempo muerto en una decisión controvertida, perdió el balón intentando un pase y su equipo ni siquiera pudo probar un tiro para intentar ganar el partido.
Esa jugada certificó la tercera derrota seguida para los Lakers, que venían de perder en otro final muy apretado (y tras dos prórrogas) ante los Dallas Mavericks (115-119).