La situación que viven Philadelphia 76ers, James Harden y ahora también la NBA en general, no se puede catalogar como menos que caótica. Como ya informamos hace tiempo, el jugador había abandonado la disciplina del equipo sin avisar. Básicamente abandonó el training camp, se marchó a Houston y durante 10 días ha alegado problemas personales para no trabajar durante la pretemporada. Ante tal situación, no pocos pensaban que tampoco se presentaría de cara al primer partido del curso 2023-24, pero en un giro de los acontecimientos volvió a la ciudad de Pensilvania para reunirse con el equipo y volar a Milwaukee (donde jugaron y perdieron anoche). Pues bien, fue la propia franquicia la que se lo impidió.
Según señala el periodista Chris B. Haynes de Bleacher Report, Harden hizo la maleta, se personó en el aeropuerto y llegó hasta la puerta del avión del equipo, pero fue entonces cuando un oficial de seguridad del mismo le negó el acceso. Así es. Los Sixers, quienes anteriormente le habrían pedido que no viajase con el equipo y se quedase entrenando en las instalaciones, le cortaron el paso y le dejaron en tierra.
A estas alturas es obvio que existe una guerra abierta con dos frentes bien diferenciados –organización y jugador–, pero con lo que no se contaba es con que la NBA acabase tomando cartas en el asunto, algo a lo que se ha visto obligada a tenor de los últimos acontecimientos.
Según el convenio colectivo de la competición, un All-Star no puede ausentarse de un partido emitido a nivel nacional –era el caso del Bucks contra 76ers– salvo que haya un motivo justificado. Como no se reportó lesión alguna de Harden, la NBA ha abierto una investigación tanto a jugador como equipo para esclarecer los hechos y determinar si es necesario castigar a algunas de las partes, ya sea con multas económicas o con otras medidas.
Si con esto no hubiese ya suficiente culebrón, Adrian Wojnarowski de ESPN ha explicado que el único equipo interesado en fichar a James Harden, Los Angeles Clippers, se han echado atrás y han dado carpetazo a cualquier negociación; es decir, ahora tenemos a un Harden peleado con su equipo, que ha pedido el traspaso y que no cuenta con oferta alguna para continuar su carrera. Es difícil saber cómo acabará esto, pero no pinta nada bien para ninguna de las partes implicadas; es más, se está acercando a un año en blanco para Harden y una pérdida irreparable para los Sixers.