Decir que la cancha de Boston es una de las más calientes de la NBA es quedarse cortos. En series documentales como 'Tiempo de victoria', en la cual se narra la rivalidad entre Lakers y Celtics a través de los ojos de Magic Johnson y Larry Bird, dejan claro que el público que se da cita cada noche en el Garden puede ser muy hostil. Pues bien, anoche le tocó sufrirlo a Kyrie Irving.
El base, quien fuese jugador de Boston en el pasado, visitaba anoche a su ex equipo vistiendo la camiseta de Dallas Mavericks. Como era previsible, los aficionados verdes le recordaron su pasado en la franquicia a base de pitos, abucheos y cánticos en su contra. A tal ambiente ayudó que los Celtics ganasen fácilmente a los de Texas por 138-110. ¿Cómo se tomó Irving todo esto? Con naturalidad.
"Tienen derecho a abuchear. Según el historial de mi carrera contra ellos, les acabé venciendo. En cualquier caso, tienen todo el derecho a seguir abucheándome. Creo que eso es lo que hace que la competición y los deportes sea divertido. Sólo hay que aceptarlo. Es parte de ello", comentó el All-Star tras vivir momentos como el que vemos a continuación.
Escuchada la opinión de Kyrie, quedaba por saber qué pensaban sus ex compañeros en Boston. Pues bien, uno de los pesos pesados como es Jaylen Brown no sólo justificó el trato hacia el jugador de los Mavs, sino que instó a que ese mismo trato se dispensara a otras estrellas de la NBA cuando visiten el Garden. Ni siquiera se corta a la hora de dar nombres.
"Los aficionados hacen lo que hacen, sea cual sea el motivo. Creo que probablemente deberíamos abuchear a cada una de las estrellas que entren en este pabellón... Cuando Jokic y todos esos otros jugadores vengan aquí, hay que abuchearlos también", sentencia.
Más allá de situaciones como la vivida anoche en el Garden, la realidad es que los Celtics parecen destinados a hacerse con el anillo de 2024. Todos señalan que tienen la mejor plantilla de la NBA, algo que están demostrando siendo en estos momentos con diferencia el mejor equipo de la Liga con un balance de 47-12. A tal ritmo de victorias se une su historia ganadora y un pabellón que vive cada noche encendido. Habrá pitos y abucheos, pero es innegable que todo apunta a que será su año.