El Real Madrid fue durante todo el año el gran coco de la Euroliga, sobre todo después de una primera mitad increíble en la que no tuvo rival y puso tierra de por medio contra el resto de equipos, que no tenían nada que hacer ante ellos. Después llegó una época de zozobra en la que encadenó lesiones, picos de baja forma y una sucesión de problemas que pese a que le costaron derrotas dolorosas, en ningún momento hicieron peligrar su liderato de la fase regular. Así llegaron a los playoffs, donde tenían el beneficio de enfrentarse al octavo, que fue, tras un agónico 'play-in', el Baskonia. Y en el duelo que abría la serie en el Wizink Center han hecho buenos los pronósticos.
La gran figura de la noche fue Sergio Llull, que después de este primaveral martes madrileño ya es el mayor triplista de la historia de la Euroliga, con un cifra total de 624 y superó a Juan Carlos Navarro como el jugador con más canastas de tres anotadas en este torneo. Pero más allá de la gesta individual, triunfó el colectivo y los blancos se impusieron por 90-74, tras cuarenta minutos en los que el conjunto local nunca fue por detrás, dejando todo casi sentenciado a su favor en el arranque de la segunda parte.
Ambos equipos volvían a verse las caras sólo 18 días después de que el plantel vitoriano venciera en el WiZink Center por 91-95 y con ello garantizase su presencia en el 'play in'. Sin embargo aquel Real Madrid, que ya era campeón de la fase regular, no se jugaba nada pese a que planteó una dura batalla. Todo lo contrario a este, que sí se jugaba, y vaya que sí lo demostró desde el principio, con Mario Hezonja como ariete. El croata hizo del perímetro su zona de confort y anotó tres de los cuatro primeros triples intentados.El Baskonia se apuntó al festival del triple y entre los dos equipos anotaron 6 de sus 10 primeros tiros lejanos. La estadística era a todas luces insostenible y quedó en anécdota, pues no entraaron los diez lanzados a partir de ese momento hasta el final del primer cuarto. Por entonces los de Chus Mateo ya habían adquirido cierta ventaja, en gran parte gracias a un parcial de 10-0, que obligó a los vascos a jugar la carta de Markus Howard. El base se desmelenó en el arranque del segundo cuarto con dos tiros de tres seguidos, pero el Real Madrid apagó esa llama. Incombustible sigue siendo, en cambio, Rudy Fernández, quien elevó a diecisiete la máxima de los suyos a falta de cinco y medio para el descanso. El cuadro vitoriano, con un 0-7 favorable, acercó la desventaja a diez tantos para encarar con ese margen la segunda mitad.
Pero fue un espejismo, y en el tercero la renta se fue hasta 21 puntos, rompiendo el partido y dejándolo visto para sentencia a pesar de que faltaba un cuarto de hora por jugarse. De hecho, a partir de ese momento unos y otros empezaron a pensar en el segundo choque de la serie, que se disputará el jueves. Por ello se vieron en la pista a algunos de los menos habituales, si bien no cambió la historia del duelo. La duda ahora es Howard, que tras un choque muy brusco con Rudy acabó renqueante y en caso de que no esté disponible sería una baja durísima para los de Ivanovic.