Por la fisionomía en sí mismo del deporte americano, es prácticamente más popular entre el gran grueso de la población el deporte universitario que el profesional, más allá del puro nivel competitivo, ya sea por raíces, o por un motivo social, cada vez que la NCAA llega a sus momentos finales, se paraliza el país. Se puede ver con el fútbol americano universitario, que de septiembre a enero anula los sábados del resto de deportes, o en el caso del baloncesto con el March Madness, que supera con creces cualquier partido definitorio de la NBA. Este ha sido el caso del duelo que vamos a hablar, pero no será del masculino, donde UConn, NC State, Alabama y Purdue se jugarán el título este fin de semana, si no del femenino. Esta pasada noche todo el país se ha puesto delante de la televisión para ver a la mejor jugadora del país y que está llamada a cambiar la WNBA, Caitlin Clark, clasificarse con Iowa tras acabar con el equipo que las eliminó el año pasado, la LSU de Angel Reese, la otra grandísima promesa de la liga.
En la que era la repetición del duelo de la Final Four de 2023, Clark impresionó con 41 puntos y 9 triples y se vengó de la reciente campeona, LSU, liderando la clasificación de Iowa a la 'Final Four' del baloncesto femenino con una victoria por 94-87. Es la estrella más importante del deporte universitario en EE.UU. en estos momentos y esta llamada a marcar un antes y un después en el baloncesto femenino, y lo refrendó con un recital en el que anotó 13 de 29 en tiros de campo (incluyendo un 9 de 20 en triples), 6 de 7 desde la línea de personal, 7 rebotes, 12 asistencias, 2 robos y un tapón. Y se ganó el paso a luchar por conseguir su primer título de la NCAA en su última oportunidad, puesto que ya ha anunciado que dará el salto a la WNBA, donde con toda probabilidad las Indiana Fever la escogerán como número uno del draft. Más aún después de haber hecho historia a comienzos de marzo, cuando se convirtió en la máxima anotadora de la historia del baloncesto universitario (masculino o femenino) superando el récord que ostentaba Pete Maravich desde 1970.
En 2023, Iowa perdió el título ante LSU en una final que dejó momentos de feroz competitividad y mucha polémica entre Clark y Angel Reese, otro enorme promesa del baloncesto femenino, que todavía no ha anunciado si se marchará este año a la WNBA, y esta noche ha sido la mejor de LSU con 17 puntos, 20 rebotes, 4 asistencias, 2 robos y 3 tapones, pero en los últimos minutos fue eliminada por faltas y dejó cojo a su equipo en la lucha por remontar.
Este nuevo cara a cara, que se disputó en Albany (Nueva York, EE.UU.), en el marco del 'Elite Eight' y se vivió con una expectación descomunal en EE.UU. dentro de un 'March Madness' con el público más pendiente de la competición femenina que de la masculina, y que probablemente tenga audiencias muy superiores a los partidos de la noche en la NBA. Ahora el siguiente paso de Clark es la Final Four que arranca este jueves y va a enfrentar a su Iowa con South Carolina, NC State y UConn.