Antonio José Medina4 min lectura"Cada vez que me pongo la camiseta es como si fuera la primera vez. Es un orgullo y una felicidad cada vez que pisas el campo vistiendo el blanco. Para mí es un orgullo inmenso representar a este escudo y representar al Real Madrid". El que así se expresa es uno de los pesos pesados del Real Madrid, un Walter Tavares al que el club blanco quiere renovar como opción prioritaria, pero que no acaba de cerrar su continuidad como blanco.
El pívot caboverdiano llegó al Madrid en noviembre de 2017 y, pese a que venía de haber cambiado mucho de equipo y de apenas contar durante los más de dos años que duró su aventura americana, pronto se convirtió en el pívot más dominante de Europa. Apenas unos meses después se alzaba con su primera Euroliga, en un torneo donde brilló especialmente Luka Doncic. Y, el pasado año, repetía título, pero ya él como MVP de la Final Four.
La pasada semana cumplía un número difícil de igualar: 500 partidos como madridista. "Una cifra así significa ser leyenda y formar parte de un grupo de jugadores que han marcado una historia increíble durante el pasado del club, que se han tomado muy en serio su carrera y que han sido muy consistentes durante mucho tiempo. Siempre intento pelear para ser consistente, estar al máximo nivel en todos los partidos y en todos los entrenos, para poder un día ser como ellos. Todavía me queda mucho, pero espero un día estar en el mismo lugar que ellos", señalaba a los medios del club el pívot, en clara referencia a sus compañeros Sergio Llull o Rudy Fernández, pero también dejando caer que su continuidad podría estar más cerca de lo que parece.
Ya estar aquí siete años le parece una locura. "Venir y encajar en un club tan grande como este es muy difícil. Tampoco creía que era imposible y sabía lo que tenía que hacer de mi parte, que era intentar trabajar y empezar desde el mínimo detalle para poder ayudar al equipo", afirma un Tavares "feliz" de vivir este "sueño" y de estar en "el mejor equipo del mundo".
"Ahora mismo también estamos viviendo una época increíble, de muchas victorias, batiendo el récord en la Euroliga de triunfos. El equipo está al alza, ganamos el año pasado la Euroliga y nos quedamos muy cerca de conseguir la Liga Endesa. Creo que este año también vamos en un buen camino, con dos trofeos, y ojalá cumpla mi sueño máximo, que es ganar los cuatro títulos en un año", añade el pívot africano, quien trata de "disfrutar cada momento como si fuera el último".
Para lograr alcanzar esa cifra de 500 partidos también 'culpa' a los aficionados y, sobre todo, a su familia. "Me ayudan y me animan mucho. Son la desconexión cuando no estoy jugando y eso, para un jugador, es muy importante para que luego, cuando pise en el campo y vaya a entrenar, lo haga con la cabeza limpia para dar el máximo siempre", afirma Tavares.