Define la RAE el concepto 'embuste' como una “mentira disfrazada con artificio” y eso, precisamente eso, es lo que se vivió en la tarde de ayer en el Camp Nou ante un
Fútbol Club Barcelona sobre el que
Jorge Sampaoli refleja su fútbol. O al menos eso viene diciendo desde que arribó a Nervión, a pesar de que yo, ayer, viera de inicio a un equipo defensivo y sin delantero nato ante un rival que, por muy superior que sea, sacó a relucir las vergüenzas del de Casilda, que durante la previa
aseguró que no iba a renunciar a su idea en Barcelona. Y es que el problema, quizá, es ese, que ni el propio Sampaoli sabe hoy cuál es su idea, pues yo ya he visto tantas que lo único que tengo claro es que lo de ayer no se parece en nada a lo que vino vendiendo en agosto. Un 'Embusterismo' barato que careció de presión adelantada, posesión y carácter protagónico, amén de que
Nasri no debería enfundarse la elástica sevillista desde Leicester y que N’Zonzi tampoco es el de meses atrás.