Siendo justos, no hay mucho margen para la crítica en el
Sevilla FC, cuarto en
LaLiga y clasificados para los octavos de final de la
Champions y de la
Copa del Rey. Es cierto que hay aspectos debatibles. Que, conservando una solidez meritoria, hace meses que
no impone ese control de juego basado en la fortaleza de un colectivo perfectamente engrasado, donde todos tienen claro los automatismos. Le cuesta tener la pelota en zonas de peligro,
crea pocas ocasiones y sufre con rivales que le imponen una presión fuerte y un alto ritmo competitivo. Vive de individualidades,
de chispazos puntuales de jugadores ahora iluminados como
En-Nesyri, Suso y, por supuesto,
Bono.
Eso no es malo. ¡Al contrario! No obstante, aprovechando que esta tribuna de opinión permite
pensar en voz alta, uno siente la necesidad de reflexionar sobre el
margen de mejora de esta plantilla -noticias de mercado al margen-. Uno coge el sistema que, más allá de ligeros matices puntuales o bajas inesperadas, viene usando
Julen Lopetegui desde que llegó al Sevilla FC y
está muy claro el once titular. Demasiado, quizás. Nombre por nombre, repartidos en ese dibujo, son los que son. ¿Dónde puede mejorar?
Nadie lo sabe mejor que los técnicos pero, desde fuera, sorprende que el técnico no se haya planteado nunca
cambiar un poco la manera de contar su historia. Una historia que funciona, pero que poco a poco está perdiendo fuerza. Humildemente, creo que el 1-4-2-3-1 se adapta mucho mejor a la idea que plantea Lopetegui. Mucho más, desde luego, que ese 1-4-3-3 que en demasiadas ocasiones se convierte en un
quiero y no puedo para su planteamiento. Y no critico el estilo, ojo, pues los resultados están ahí para
callarle la boca al más 'estudiao', y sé que por momentos también se ordena sobre esa base.
Sólo digo que, ya que
no hay un Banega, porque
aceptemos de una vez por todas que Ivan Rakitic no lo es, apostaría a
sacrificar un mediocentro a cambio de
incluir a otro jugador de banda y de liberar a Suso por dentro. Personalmente es donde más me gustaría ver al gaditano. Rodeado siempre de opciones de pase (y de disparo como los de Mestalla o Mendizorroza), porque ahora mismo es el único que propone vías imprevisibles, que hace jugar y que rompe líneas. Hay que darle más galones y más cuando está claro que
Rakitic es más un Jordán que un Banega. Y si es más Jordán,
para eso ya está el propio Joan, que está a un gran nivel.
Creo que el plan de Lopetegui
no perdería solidez defensiva sacrificando a un mediocentro (quedarían Fernando-Gudelj o Jordán-Rakitic para dos puestos), estoy convencido de que
tampoco perdería recursos para manejar el partido desde la posesión y, además, de que de esto modo abriría considerablemente el
abanico de opciones en ataque, ganando cosas muy interesantes, elevando la competencia y complicando a los rivales el análisis previo a un enfrentamiento.
Acompañando a Suso -ya le probó por dentro, de 'falso 9' en el Wanda- con el
tándem Ocampos-Navas por la derecha (por qué desaprovechar esta baza), puedes meter por la izquierda a Munir, a Idrissi, por momentos a En-Nesyri... ¡Hasta a Carlos Fernández, que jugó ahí en el Granada y en el filial con Diego Martínez! Puedes doblar el lateral con Acuña y Escudero (cuando vuelva)... No se puede vivir sólo de los centros de un Jesús
Navas que pide a gritos repartir esa responsabilidad. Este Sevilla FC necesita más profundidad, ya sea para buscar a una referencia fija, como De Jong, o a otras con más movilidad (En-Nesyri, Carlos o Munir).
Además de ser
más honesto para el juego que quiere imponer el Sevilla y para la idea de partidos que quiere plasmar Lopetegui, el
'banquillazo' de Rakitic sería lo más honesto también para el propio Rakitic. Banega se marchó por la puerta grande con una exhibición en Colonia, pero no nos olvidemos de que antes
tuvo que chupar mucho banquillo. Y el argentino
acabó dándole las gracias por ello al entrenador vasco. Con este tipo de jugadores tan importantes, sentarle suele interpretarse como un 'castigo' con tintes de escarnio; pero nada más lejos. A veces, desde fuera del campo se comprenden cosas que está claro que, a día de hoy, no ve desde dentro.