Un mudo que insulta a gritos

Aitor TorviscoAitor Torvisco
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Un mudo que insulta a gritos
- Aitor Torvisco (@ATorviscoED)
Las normas, gusten o no, hay que cumplirlas. La reiterada desobediencia de la ley, por injusta que sea, no sólo no ayuda a derrocarla, sino que más bien provoca justo el efecto contrario. Precisamente por eso es digno de aplausos y alabanzas el discurso pronunciado por José Castro, tanto en el tono, como en el fondo y las formas. Porque aquí hay dos cosas que están muy claras: hay un gran sector del Sánchez Pizjuán que insulta en cada partido (y, como dice el presidente, no puede ser que el sevillista tenga más eternos rivales que nadie), pero también es verdad que el informador de LaLiga que acude al estadio de Nervión tiene el oído mucho más fino que sus compañeros en el resto del país.

No obstante, la única solución para escapar de la espiral de sanciones es desterrar las ofensas. Porque la ley no va cambiar por mucho que se base en castigar a inocentes. Y es que, si todos los organismos reconocen el esfuerzo del Sevilla para intentar acabar con los cánticos ofensivos y estos perduran a pesar de las súplicas del club y de unas severas sanciones económicas que admiten que no han encontrado el efecto disuasorio esperado, no tiene lógica alguna que se propongan sanciones aún mayores y que hacen pagar a justos por pecadores.

Con el simple hecho de que en Gol Norte haya una sola persona que no insulte, ya sería escandaloso que se le privase de ocupar el asiento en el que ha gastado sus ahorros. ¿Qué más debe hacer el Sevilla? ¿Imponer un bozal a cada socio? Y si hay algún mudo abonado en el N11, ¿también le afectaría el cierre y tendría que quedarse en casa? No tiene sentido. Ya que son ustedes, señores de la RFEF y LaLiga, quienes abanderan esta loable lucha por acabar con los insultos, denle un poco más al coco para hallar también un método justo, eficaz e igual para todos. Más cámaras, vigilantes infiltrados o qué sé yo... pero debe haber alguna solución para que no se sancione a inocentes y no se den sablazos al bolsillo de un club que hace todo lo que está en su mano.