Steven Nzonzi no quiere que se le eche el tiempo encima y, a pesar de que aún se encuentra con su selección disputando el
Mundial de Rusia -este sábado Francia se clasificó para los cuartos de final tras eliminar a Argentina-, ya ha dado el primer paso para salir del
Sevilla, algo que lleva intentando sin éxito en las últimas ventanas de transferencias y de lo que el club nervionense tiene ya constancia por escrito.
El mediocentro cree que
esta vez será la definitiva y que, después de muchos desencuentros con los técnicos y la directiva, este verano por fin podrá dar el salto a alguno de esos grandes equipos que llaman a su puerta desde hace años y a los que su condición de mundialista ha animado a volver a apostar por hacerse con sus servicios. El Sevilla, de hecho, trabaja desde hace meses con la posibilidad de que del espigado futbolista franco-congoleño se marche. Tanto es así, que los dos únicos fichajes oficiales a día de hoy (
Ibrahim Amadou y
Roque Mesa) son, aun con distintos perfiles, para cubrir una posición en la que, además del posible adiós de Nzonzi, ya han salido
Pizarro y
Geis.
El problema para los gestores nervionenses es, como siempre, el ruido que pueda generar la manera que tenga el entorno de Nzonzi de expresar su deseo de salir del club, porque eso juega en contra de su intención de acercarse lo máximo posible a los
40 millones de su cláusula de rescisión (35 serían para el Sevilla y los otros cinco para el jugador). Según asegura hoy el portal 'muchodeporte.com',
el padre del jugador ya ha transmitido de manera formal a la entidad que
en breve van a llegar ofertas jugosas por su hijo y que desearía que la dirección deportiva que encabeza Joaquín Caparrós se muestre receptivo. Algo así como lo que en Inglaterra sería solicitar un 'Transfer request', trámite que no existe en España. Y como es sabido por todo aficionado al fútbol, las ofertas por un jugador que manifesta su firme deseo de salir suelen ser a la baja.
En Nervión esperan acontecimientos con total tranquilidad. Saben lo que quieren y no van a regalar a uno de los mayores activos de la plantilla al que, además, le quedan
dos años más de contrato; máxima cuando de momento no ha llegado ninguna propuesta en firme. El jugador ya sabe también lo que es estar apartado de la dinámica de grupo; pero está claro que repetir una situación así de extrema no conviene a ninguna de las partes.