Es posible. Así se refirió
Joaquín Caparrós durante su presentación como técnico sevillista al referirse al 12 de 12 que afrontaba en su segunda etapa como entrenador blanquirrojo. Un camino que ha echado a andar con éxito, sumando en el
Sánchez-Pizjuán sus tres primeros puntos en juego ante un rival directo como la
Real Sociedad. El diagnóstico fue claro: un problema anímico, y no físico; un mal que el 'Doctor Caparrós' y su cuerpo de trabajo han comenzado a paliar a base de motivación y buen ambiente, casta y coraje.
Algo que el utrerano resume de manera más simple como una plantilla con "los huevos rojos y blancos" y que, sin embargo, se basa en una labor mucho más concienzuda y metódica durante el día a día. Y es que el utrerano es un verdadero experto del trabajo motivacional, como ya demostró durante su primera etapa como técnico sevillista (2000-2005), en la que era habitual ver pegado sobre las paredes del vestuario y la ciudad deportiva papeles con algunas de sus ideas a inculcar al plantel.
Una fuente de motivación que, por rudimentaria, no deja de estar viva hoy en el método del utrerano. "Los grandes logros tienen sus cimientos en la consecución de los pequeños. ¡Es mejor ir paso a paso!", decía una de ellas (como la fotografía demuestra). Idea que 13 años después de que se marchara intenta transmitir ahora en el
Sánchez-Pizjuán, donde cuenta como auditorio con la plantilla más cara de la historia de la entidad. Sin tiempo para hacer grandes cambios y con calidad a raudales en el plantel, la primera semana de trabajo de
Caparrós se ha fundamentado simplemente en cambiar la dinámica y las caras de los jugadores. Algo que, por simple, no carece de relevancia, según indican los expertos en la materia.
Y es que no sólo hay que ser bueno para destacar en algo, sino también creérselo. Una teoría que ha sido llevada a la práctica con entrenamientos cortos y dinámicos que, entre otras cosas, han servido para relajar a un plantel atenazado por los malos resultados. Con juegos competitivos en los que han potenciado la motivación del futbolista, también se ha hecho hincapié en liberar de tensión a los futbolistas. Es decir, un trabajo más encaminado a los pequeños matices, a lo imperceptible sobre el terreno de juego, que al todo. Un cambio más amplio, con poco más de 20 días de trabajo por delante hasta el final de temporada, podría traer consigo un efecto contraproducente, algo irreconducible.
Con el
Real Madrid a la vuelta de la esquina (el próximo miércoles a las 21:30 horas) y el derbi en el
Benito Villamarín el próximo fin de semana, el nuevo cuerpo técnico sevillista se centra en el partido a partido que
Simeone ha hecho suyo actualmente y que el de
Utrera inculcaba ya 13 años atrás. No hay mejor síntoma que las caras de los futbolistas, defienden en
Nervión, y esas reflejan un alto grado de implicación. Real Madrid y Betis serán esta semana las varas de medir del '
Efecto Caparrós', que no se antoja de resultado efervescente.