Manolo Jiménez está viviendo en
Atenas posiblemente su mejor momento como entrenador de fútbol. Recién conquistada la liga griega con el
AEK de Atenas
tras 24 años sin hacerlo, el extécnico sevillista
ha atendido la llamada de ESTADIO Deportivo para aparcar por un momento lo relativo al AEK, su segunda casa, para repasar la convulsa actualidad de la primera, el
Sevilla Fútbol Club.
Ahora que se habla de recuperar el sevillismo en el seno de la entidad, que se da prácticamente por hecha la vuelta de un hombre de club como
Joaquín Caparrós, Jiménez, otro hombre de club, valora su llegada. "Es importantísimo un hombre así en el club, la comunión entre grandes profesionales de fuera y de la casa hacen a un equipo fuerte. Los sentimientos cuentan mucho en las horas bajas y en los momentos difíciles, y esto también es muy importante. Ese sentimiento sevillista no lo tiene todo el mundo, con eso se nace, eso no se coge, o se tiene o no se tiene", asegura el arahalense.
Y es que
Jiménez entiende a la perfección la indignación de la
afición solista pero reconoce que ahora mismo lo importante es remar todos unidos en la misma dirección para conseguir el objetivo. "Si se quiere se puede, ahora toca cerrar filas en estos cinco partidos que quedan, mirarse a los ojos dentro del vestuario porque ya sabemos que el vestuario es el que mueve las sillas y los cargos. Ahora no va a llegar nadie con una varita mágica y va a cambiar todo. Hay que apoyar al técnico ahí dentro, dejarse de quién juega y quién no, de quién tiene la culpa o no e ir todos a por todas. Jugar como un bloque, porque en bloque el
Sevilla es de los tres o cuatro mejores equipos de
LaLiga", admite.
Para el que fuera jugador y entrenador nervionense, lo principal y que nunca se puede perder, como pasó en la final de
Copa, es perder la
identidad del Sevilla. "La vi, como aficionado, como exjugador, excapitán y como entrenador, sufriendo y sobre todo viendo como el Sevilla había perdido su identidad. No vi esa garra y ese coraje que le caracteriza. Hizo un muy mal partido, no tuvimos nunca la posibilidad de hacerle frente al
Barça. En el fútbol siempre hay que intentarlo, no se intentó y de ahí el enfado de la afición, puedes perder pero dando una imagen de lucha, de equipo respondón, de rabia. Ahora es el momento de pasar página, de aprender de los errores y todos juntos arropar al equipo para no romper esa línea de los últimos años estando en Europa. La
Europa League nos ha dado mucho prestigio, y hay que unir a la afición, plantilla y cuerpo técnico para darlo todo en estos cinco partidos", asegura.
La pasada noche fue muy movida en el
Ramón Sánchez-Pizjuán, finalmente se decidió la destitución de
Óscar Arias pero no la de
Vincenzo Montella. A juicio del arahalense, la "buena actitud" tanto del italiano como de la plantilla será fundamental para acabar bien la temporada. "El presidente y el consejo conocen mejor que nadie lo que ocurre ahí dentro. Si no hay ningún problema interno, han hecho lo correcto, ahora nadie puede llegar a apuntarse el tanto de que ha sido el salvador. Otra cosa es que hubiera algún problema interno, pero faltando tan poco hay que tener buena actitud y pensar en el bien común".
En cuanto al
despido de Arias, Jiménez tiene claro que el que venga tendrá la misma presión, y es que la sombra de
Monchi es muy alargada. "Las comparaciones son odiosas, en la entidad todos estamos de paso, hay que aprender de ello, sobre todo de lo malo. La sombra del mejor director deportivo del mundo quizá ha sido muy alargada, pero eso le va a pasar a Óscar y al que llegue ahora. Hay que aparcar eso, no hay que pensar en quién fue mejor sino en que todos tienen que trabajar con rigor y personalidad. Desgraciadamente en esto del fútbol unas veces se gana y otras se pierde, pero no tengo duda de que Óscar lo ha intentado de la mejor de las maneras".
El exsevillista, que asegura haber evolucionado mucho en su filosofía como técnico, disfruta del fútbol en Atenas, donde además de la Liga ahora luchará por conseguir el título de
Copa, pero eso sí, Sevilla es Sevilla: "Creces o mueres, te metes en la onda o te queda atrás, pasa con todo en la vida. De esa filosofía viene mi mejora, mi evolución. Estoy orgulloso de mi paso por el Sevilla desde Tercera división hasta la Champions, con los torneos que hicimos y los magníficos momentos que he vivido. Hay mucha diferencia entre el
Manolo Jiménez que se fue del
Sevilla y el de ahora. Esté donde está siempre llevo a mi familia dentro, y a mi familia deportiva que es el Sevilla. Soy de Arahal, de Sevilla, y tarde o temprano voy a volver. A priori voy a seguir aquí en Atenas un año más, pero está claro que no me cierro ninguna puerta, sé que tengo las puertas abiertas de mi casa, así me lo han hecho ver siempre desde el club".