Hiroshi Kiyotake, nacido en Oita (Japón) hace casi 27 años, aterrizó en
Sevilla el pasado verano con un hándicap bajo el brazo: el clásico fantasma de la
adaptación a un país y una cultura muy diferentes, lo que suele ser un obstáculo aún más difícil de salvar tratándose, como es su caso, de un asiático. Los precedentes, desde luego, no jugaban a su favor. Es el décimo japonés de la historia de la
Liga y, de los nueve primeros, el más prolífico fue
Okubo, que jugó 39 partidos en las filas del Mallorca. Ningun nipón ha aguantado en Primera más de dos cursos.
El fichaje de
Kiyotake, además, se anunció en mayo, fue el segundo de un total de 11 y, en teoría, era una petición de
Unai Emery. Todo eso hizo que llegase a la pretemporada en un discreto segundo plano con respecto a la demás caras nuevas. Sin embargo, sorprendió por el buen pie con el que entró en el once de
Sampaoli, que le alineó los 120 minutos de la
Supercopa de Europa, en los 90' de la ida de la
Supercopa de España y en las dos primeras jornadas de Liga, en las que justificó su titularidad con un gol y una asistencia contra el Espanyol.
De repente, cuando más aclimatado se le veía, desapareció de los planes del técnico argentino; que le ha dejado sin minutos en los cuatro últimos encuentros (tres de Liga y uno de Champions). Muchos recurrieron de nuevo al fantasma de la adaptación para explicar su ostracismo; aunque desde la trastienda del
Sánchez Pizjuán apuntan más a un pequeño tirón de orejas para que no se relaje, unido al gran momento de forma de Nasri, con el que comparte estilo.
Y es que, al margen de sus lógicos problemas con el idioma,
Kiyotake no da síntomas de tener problemas de adaptación. Ni al equipo, pues sale sonriente en todas las fotos que los medios gráficos le tiran en los entrenamientos y siempre ha enviado por redes sociales mensajes de conjura cuando le ha tocado ver los partidos desde la grada, ni mucho menos a la ciudad, de la que se ha enamorado a lomos de su particular compañera de turismo: una bicicleta.
Sus perfiles en redes sociales como Twitter o Instagram ofrecen un
'Diario de una bici' en el que se ve a un
Kiyotake prendado por la belleza del centro de Sevilla... y sorprendido por el calor, como prueba en una fotografía junto al Pizjuán señalando un termómetro que marcaba 44 grados. La
Plaza de España y el entorno de la
Catedral, la
Giralda y los
Reales Alcázares son testigos de su afán por conocer los enclaves más emblemáticos de la ciudad en la que espera vivir hasta 2020; año en el que expira su contrato.
Tanto afán tiene por aprovechar su tiempo libre con turismo, que reside cerca del centro. Así, en un divertido 'post' en su blog personal,
Kiyotake explica que, "a pesar de no tener un coche grande", ya estaba "cansado" de lo "complicado que es aparcar en Sevilla". Probó por alquilar bicicletas, algo que incluso recomienda a los turistas, y visto el éxito, decidió comprarse una para disfrutar con más "comodidad" de su "hermosa" ciudad de adopción.
La mejor amiga del japonés en la capital hispalenseLa mejor amiga de
Hiroshi Kiyotake en estos primeros meses en Sevilla es la bicicleta que se ve en la fotografía que acompaña estas líneas, un medio de transporte que el jugador presentó a sus seguidores en las redes sociales. "En
Sevilla hay muchas personas que montan en bicicleta. Bueno, hasta el campo de entrenamiento voy a ir en coche, pero para ir por la ciudad o para hacer las compras voy a ir a partir de ahora en
bicicleta. Por cierto, es ésta", explicó entre risas el japonés.