El Sevilla es universal. Y no sólo porque su nombre haya traspasado fronteras por los éxitos conseguidos en los últimos años y subir a la cima del fútbol europeo, sino también por la diversidad de su plantilla, una Torre de Babel que este curso ha alcanzado su grado más alto en el último lustro. No en vano, de los ocho fichajes realizados en el presente verano siete de ellos son extranjeros, y sólo han salido cuatro, por lo que el número de futbolistas foráneos se eleva a 16, tres más que en la campaña pasada y la cifra más alta desde 10/11, cuando llegaron a coincidir 18 con la llegada en enero de Rakitic y Medel. Hace dos ejercicios también hubo 16 en total, si bien tres, Rabello, Rusescu y Perotti, se marcharon cedidos en el periodo invernal.
En este sentido, el número de países representados en el vestuario nervionense sube de siete a nueve, con total protagonismo para Francia, con hasta seis representantes (Rami, Kolo, Trémoulinas, N’Zonzi, Kakuta y Gameiro). Tras perderse Colombia (Bacca) y Camerún (M’Bia), se han sumado Italia (Immobile), Dinamarca (Krohn-Dehli), Ucrania (Konoplyanka) y Brasil, que con Mariano Ferreira recupera su sitio en Nervión después de haber sido años atrás la colonia más nutrida.
Por el contrario, la presencia española se ha reducido considerablemente, pues ha pasado de 11 futbolistas a siete por la masiva diáspora en esta ventana de transferencias con el traspaso millonario de Aleix, la venta de Aspas, el cumplimiento de la cesión de Deulofeu y las desvinculaciones de Arribas y Navarro. Cinco efectivos nacionales menos en un plantel blanquirrojo al que sólo se ha unido Escudero, la única contratación con DNI patrio y de habla hispana para la 15/16, por lo que, a día de hoy, en Nervión permanecen siete españoles, sólo uno más que franceses. Reflejo de la universalidad y carácter políglota del Sevilla de Champions.