La estadística ya reflejaba antes del comienzo del choque la trascendencia adquirida por
Reyes en el engranaje de este
Sevilla, pues, en los cuatro partidos ligueros en los que se ausentó, los nervionenses sólo amarraron tres puntos de los doce posibles. Pero más allá de la frialdad de los números, su ausencia provocó una carencia de chispa que, merced a su regreso, reapareció en el fútbol sevillista en el partido contra el
Córdoba, en el que los de
Emery multiplicaron sus recursos de cara a portería por lo que ofrece
Reyes en la segunda línea.
Una aportación potenciada por el otro futbolista capaz de marcar la diferencia por su visión y creatividad, el argentino
Banega. Ambos confluyeron en el centro del campo por mor del mecanismo táctico de
Unai y, una vez más, demostraron que entre ellos existe entendimiento y que se complementan a la perfección. El ´19´ parte de enganche pero, cuando el
Sevilla dispone de la posesión, baja para buscar la pelota e iniciar la jugada, lo que en los anteriores partidos era tarea complicada al no hallar un apoyo para llevar la pelota arriba por el escaso dinamismo sobre el césped.
Esto generaba un grave problema en estático que el sábado, ante un
Córdoba muy replegado, quedó minimizado al recibir el argentino ayuda en la creación con la figura de
Vitolo y, sobre todo, de
Reyes. Ambos tendían hacia el centro para generar superioridades en la zona caliente y favorecer las conexiones en corto, abriendo además el paso a los carrileros.
En este escenario, el de
Utrera apareció constantemente para aliarse con
Banega y, mediante una arrancada, triangulaciones cortas o un pase filtrado romper la resistencia califal. El rosarino estaba más cómodo con el 10´, tenía opciones para jugarla y campo para moverse, pues no toda la atención se centraba en sus movimientos por la acumulación de efectivos en el centro del campo, en el que también desempeñó un papel fundamental
Iborra, ya que copaba aquellas posiciones que quedaban huérfanas por los movimientos con balón.
Al contrario de lo que le ha ocurrido en múltiples ocasiones, especialmente sin
Reyes desde que asumió los galones, el
Sevilla sí supo que hacer con la posesión, con paciencia y las ideas claras merced a que
Banega manejó con maestría el timón, reflejo de que cada vez está más entonado. El ex del
Valencia está en plena línea ascendente, si bien en los últimos choques le había faltado el acompañamiento necesario, justamente el que tuvo el sábado con la vuelta de
Reyes. Así las cosas, completó un 88,2% de sus pases, cifra destacada a tenor de su labor y muestra del control sevillista y de la posibilidad de poder jugar en corto por los ofrecimientos en la media punta. No en vano, era muy habitual que combinara con
Vitolo o con
Reyes como preámbulo de una apertura a la banda derecha, con el camino expedito para
Aleix al comprimirse el
Córdoba para evitar que los nervionenses, cargados de talento, entraran por el centro.
El tarraconense percutió una y otra vez por la diestra, habilitado por la clarividencia en la elaboración de la sociedad formada por la clase del utrerano y del suramericano, cuya aportación no terminó ahí. Y es que pusieron su calidad al servicio de la estrategia, con centros medidos en el primer y tercer gol, por lo que, por arte de su magia, también revitalizaron el balón parado.