Entrevista ED

Emery: "La Champions es un objetivo ambicioso pero alcanzable"

Emery: "La Champions es un objetivo ambicioso pero alcanzable"
Emery durante la entrevista a Estadio Deportivo. - Aitor Torvisco/Carlos Pérez
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 15 min lectura
Presentado el 15 de enero como entrenador del Sevilla, Unai Emery cumplió el viernes dos meses en el cargo. 60 frenéticos días en los que no ha tenido ni un segundo de respiro. Cogió al equipo cuando el sevillismo dedicaba inquietantes miradas a los puestos de descenso y, nueve jornadas después, ha grabado en la cabeza de todos un "ambicioso pero alcanzable objetivo": la Champions, con la Europa League como mínimo aceptable. Es consciente de que el paso atrás dado en Mallorca complica aún más su órdago y le resta credibilidad ante los escépticos. Admite que no salió satisfecho, pero matiza que es el único partido en el que sus pupilos estuvieron lejos de plasmar lo trabajado y mantiene plena confianza en ellos. No varía la mirada. Su única conclusión es que hay que trabajar más. Apretar los dientes y redoblar esfuerzos. Y dar el máximo.


Por el de Hondarribia, desde luego, no va a quedar. Su personalidad impulsiva viene como anillo al dedo al acelerado proceso de mejora que necesita el Sevilla. Y él no para. No para ni un segundo. El sábado, después de perder en Palma y aguantar todo el vuelo dándole vueltas al partido y conteniendo la rabia, llegó a su casa a las 04:00. A las 06:30 ya estaba en pie para viajar a Valencia a ver el encuentro entre el Levante y el Getafe.


El miércoles, justo antes de atender a ESTADIO, llegó a primera hora de la mañana a la ciudad deportiva, dirigió un intenso entrenamiento de dos horas, dedicó luego media hora más a seguir en primera persona la recuperación de Perotti, concedió dos entrevistas y a las 17:30 se marchó a Málaga para ver el partido de Champions ante el Oporto (20:45 horas). Y vuelta a Sevilla de madrugada. Y al mismo ritmo al día siguiente. Emery derrocha intensidad, carácter y amor propio. Con él no hay quien se relaje. Padece una hiperactividad que es contagiosa para todos los que le rodean.


- ¿Qué tal le ha ido en Sevilla durante estos dos meses?
- Muy centrado en lo que es el fútbol, en conocer al máximo y lo más rápido posible la plantilla, las instalaciones, las líneas de trabajo, viendo cómo aprovechar lo que había ya e introducir las ideas nuevas que traemos pero, en definitiva, priorizando ante todo lograr unos resultados inmediatos.


- ¿Está satisfecho con lo visto hasta ahora?
-Aún estamos por debajo de las expectativas pero, de 12 partidos que hemos jugado hasta ahora (ocho en Liga y cuatro en Copa), el único partido que está fuera de nuestra idea de trabajo es el de Mallorca. Y no por ello quiere decir que ya se acabó todo. Hay otros. En Mallorca perdimos puntos que deberíamos haber ganado y perdimos credibilidad. De haber ganado, hablaríamos de una racha increíble, porque el resto de las derrotas fueron en casa del Real Madrid, del Barcelona y del Atlético, en Copa. Necesitamos victorias para reducir el impacto de las derrotas. Y para eso está mañana el Zaragoza. En ese balance de victorias-derrotas es donde el equipo tiene que ganarse la credibilidad.


- ¿Tiene algún diagnóstico de por qué no se gana fuera de casa? Ya van 11 salidas sin ganar.
- Hay un poquito de ansiedad. En casa somos agresivos y estamos ganando; y fuera no hemos podido. Hay que buscar la fórmula para ser lo más parecido a como somos en casa sin perder consistencia. Es decir, si somos muy ofensivos y el rival nos llega con facilidad, ése no es el camino; pero si no nos crean ocasiones y nosotros tampoco llegamos, entonces no me vale. Hay que generar muchas ocasiones e impedir que el otro equipo las cree. En casa, lo conseguimos, fuera nos falta empaque. Pero esto le pasa a todos los equipos, todos tienen un plus más cuando juegan en casa, aunque es verdad que al Sevilla este año se le nota demasiado ese desequilibrio casa-fuera.


- ¿Echa en falta no haber tenido una pretemporada?
- La pretemporada es la parte más monótona, pero es muy necesaria. Ahí se asientan las ideas. Juegas 10 partidos amistosos y en ellos puedes probar a todos los jugadores. Ahora no tengo tiempo para conocerles a todos con entrenamientos y partidos. Hay jugadores que no conozco tanto y que no puedo ver, o que juegan unos minutos y parecen que no valen. Pues igual sí que valen, sólo que no les he visto lo suficiente. Sólo con los entrenamientos no es suficiente. La pretemporada te da un conocimiento más amplio de tu plantilla


- ¿Cómo de importante es el rival en sus planteamientos?
-Lo estudiamos mucho. Hay que conocerle bien. Tenemos una sesión de vídeo, repasamos su trayectoria en la temporada, su estilo de juego. Siempre lo tenemos en cuenta, pero lo más importante somos nosotros. 


- ¿De verdad le salen las cuentas para meterse en Champions?
- Hay que ser optimistas inteligentes. Los objetivos que planteemos deben ser ambiciosos pero alcanzables. Si ganábamos en Mallorca, a expensas de lo que pase con el Málaga y la sanción de la UEFA, nos poníamos a cinco puntos de la Champions. Al perder, ahora tenemos menos opciones; pero en este momento podemos seguir hablando de que es posible alcanzar ese objetivo. Si no puede ser, pues la Europa League es otro objetivo. Sigue siendo ambicioso, pero menos, aunque quizás más alcanzable. Lo que no puedo pensar es en sumar 43 puntos y cerrar la salvación, porque me parece una falta de respeto al Sevilla. Puede pasar que perdamos varios partidos y haya que pensar así, pero de entrada no quiero tener ese pensamiento tan negativo; quiero pensar en positivo.


- ¿Sería un fracaso personal no alcanzar esos objetivos o estaría justificado por el escaso margen de maniobra que tiene?
- Me responsabilizo al máximo. Nunca me voy a eximir de culpa. He venido para que el equipo crezca y la posición en la tabla también cuenta. Llevamos cinco victorias, tres empates y cuatro derrotas. La única derrota anormal ha sido la de Mallorca. Ha habido una mejora insuficiente. Hay que mejorar mucho más. Necesitamos credibilidad.


- Sus antecesores en el banquillo lograron ese rendimiento inmediato que usted busca, pero muy pronto el equipo se vino abajo. ¿Por qué cree que no encontraron regularidad?
- En descubrirlo está el reto. Hemos subido peldaños, pero no los suficientes. Y el sábado pasado perdimos en Palma la oportunidad de subir otro peldaño. Ahora tenemos otra oportunidad de subirlo ante el Zaragoza. No hay que perder el nivel de exigencia, de trabajo y de juego. Hay que elevarlo todo. Hay que buscar la excelencia individual. Dar siempre el máximo. Quiero que los jugadores terminen el partido fundidos. Igual uno tiene tres fallos que nos cuestan tres goles pero, si lo ha dado todo y veo que termina fundido, yo no le voy a recriminar nada.


- ¿Sabe que se ha metido en un vestuario con fama de ´devora-entrenadores´?
- Pues como todos los vestuarios. Como el del Lorca, como el del Almería, como el del Valencia, el del Spartak... 25 personas a las que debes tratar por igual, pero muy diferentes entre sí, cada uno con su cultura, aprendizajes, su entorno Hay que indagar ahí. Conocer.


- ¿Mano dura o cercanía y diálogo con los futbolistas?
- Si tienes mano dura, se quejarán unos. Si utilizas el diálogo, se quejarán otros. Si pierdes los partidos, se van a quejar hagas lo que hagas. Por eso, la máxima de todo es ganar. Mientras ganes, estás cumpliendo.


- En esta situación tan precipitada, ¿está ejerciendo más de entrenador o de psicólogo?
- Tiene que haber mucha comunicación. A veces tienes que elevar el tono y otras veces con decirlo o con una simple mirada ya hacen lo que quieres. También hay que dejar que ellos encuentren la solución y si no la ven, pues mostrársela. En definitiva, debe haber un feed-back. Que yo lance algo y que ellos lo lleven a cabo. Para ello, procuro convencer con trabajo. Si veo que no convenzo, pues ´reseteo´ y busco otros métodos. Hay situaciones en la que es necesario imponer, pero ése es el último recurso. Otra de las claves que busco es crear sólidos lazos de unión en el vestuario y crear un equipo fuerte mentalmente, en el que todos estén integrados en un grupo e identificados con una mentalidad, una filosofía.


- ¿Por qué cree que le precede esa fama de ´técnico defensivo´?
- Ya lo he escuchado muchas veces y, sinceramente, quien lo diga no me conoce.


- Hacía tiempo que no se veía a los laterales del Sevilla pasar del centro del campo€
- Por eso me sorprende tanto esa crítica. El que opina que soy un técnico defensivo queda en evidencia ante la gente que me conoce desde Lorca, Almería o Valencia€ Precisamente, en Valencia, consiguiendo un buen resultado lo que reclamaban era que dejaba muy desprotegida la defensa y era demasiado agresivo, que me suicidaba atrás. Me costó cambiar la mentalidad de un equipo acostumbrado a jugar siempre replegado para salir al contragolpe. Pero lo conseguí y al final, me lo reconocieron. 


- ¿Se siente en la necesidad de demostrar que esa etiqueta no hace justicia a sus planteamientos y a su ideal?
- Intento rodearme de gente que me avise y me diga: ´Unai, cuidado que nos estamos exponiendo demasiado´. Porque a mí me gusta exponer, ser protagonista. Prefiero siempre ganar por 4-0 a un 4-3; pero me quedo antes con el 4-3 que con el 1-0. Para mí, la esencia del fútbol es el juego. La gente va al campo a ver a su equipo ganar; pero también para ilusionarse, para que sus sentimientos afloren. ¿Cuándo explota de alegría un aficionado? Cuando su equipo mete un gol. He crecido con el ideal de cumplir con el espectáculo.


- ¿Cree que la plantilla lo está logrando hasta ahora?
- En estamos ello. Aquí, por ejemplo, desde que llegamos hemos conseguido que Negredo se ponga como máximo goleador nacional; Jesús Navas ha marcado su primer gol y ha generado muchas ocasiones y Kondogbia ya ha marcado. Además, Gary Medel ya ha cumplido el reto que le pusimos por delante€ incluso le he pedido a los laterales que marquen. El otro día le pregunté a Fernando (Navarro) por cuánto tiempo lleva sin marcar un gol y me ha dicho que ocho años. "Pues hasta que no marques uno no me voy a ir de aquí", le contesté yo. Villa metió 31 goles (su récord) jugando conmigo. En la temporada siguiente a su marcha, que fue también la de Silva, Soldado hizo 25 goles y Aduriz otros 14. Hicieron nada más y nada menos que 39 goles entre los dos. Mis equipos siempre han buscado ser ofensivos. Pienso que, ganando 1-0 todos los partidos, el aficionado al final se aburrirá. Sin embargo, si ganas 4-3 e igual hasta marcas en el último minuto, el aficionado dice: ´Cómo he sufrido, pero cómo he disfrutado´. Ésa es la esencia de este juego. Si no, acabaremos echando a la gente de los estadios. Hace frío, el partido es soso... Y habrá quien pueda decir, ´Perder 2-4, qué desastre´. ¿Y perder 0-1 no es un desastre? Ya otro día ganaré 4-2 o como una vez en Champions, que gané 7-1. Mientras ganes más veces que pierdas...