Tiene ante sí
un reto dificilísimo: suplir a Monchi. Llenar el vacío que deja una figura crucial en la década gloriosa del Sevilla. Ejercer el cargo de quien muchos consideran el mejor director deportivo de Europa. Posiblemente, sacudirse de
la sombra alargada de su antecesor será uno de los grandes inconvenientes al que tendrá que enfrentarse
Óscar Arias. La comparación permanente con quien empieza a vivir en paralelo, tras varios años escondido tras su estela.
En su primera comparecencia pública, cuando menos, Óscar Arias ha logrado empatar el partido.
Sereno, confiado, seguro y sensato. Ni una sola estridencia. Y respaldado, además, por el club y, en primera persona, por el presidente, José Castro, quien ha alabado su disposición a anteponer los intereses del Sevilla a los suyos personales a la hora de negociar las cantidades de su contrato.
Firma por dos temporadas en la entidad a la que lleva vinculado desde el año 2013 como miembro de la secretaría técnica, exactamente como
responsable de fútbol de élite. A los 51 años, a Óscar Arias, nacido un 5 de enero de 1.966 en Kassel (Alemania), le llega
la gran oportunidad de su vida. Quizás en el momento adecuado. Avalado también por Monchi y con las sólidas bases de una dilatada carrera en el mundo del fútbol. Como profesional, militó en
Recreativo de Huelva, Compostela -ascenso a Primera-,
Alavés, Sporting y regresó al Recre, donde se retiró para iniciar su andadura en la estructura técnica del decano del fútbol español.
Trabajó con la cantera y durante su mandato como director deportivo logró que el Recre se mantuviera
por primera vez en su historia tres temporadas en Primera división. Antes de llegar al Sevilla, ocupó el mismo cargo en Las Palmas (hasta el año 2011).
Con tan extenso currículum, la oportunidad a Óscar Arias se antoja
una apuesta segura, porque además conoce el club,
los entresijos de un modelo de trabajo ya establecido y las personas que forman una estructura que funciona. Cambia, realmente, su papel.
De actor secundario, a principal. De escudero, a líder. De participar en las decisiones, a
asumir la responsabilidad de dar el visto bueno final.
El ´otro Monchi´, el Monchi apasionado, es único, insustituible e irrepetible, porque cada cual entrega el alma a su profesión de distinta manera. Pero Óscar Arias
conoce las claves del negocio. Ha visto cómo actuaba Monchi para contentar a los entrenadores; sabe cómo motivaba y convencía a los jugadores para hacerles recuperar el crédito perdido e instalarlos en un rendimiento constante; le ha tenido muy cerca para beber a diario de su sabiduría. Y tendrá que aplicarla para
buscar un sustituto a Sampaoli; para cerrar
el fichaje ´cantado´ de Jesús Navas; para suplir las posibles ventas de
Vitolo, N´Zonzi o Mariano; para acertar encontrando perfiles que suplan a
Nasri y a
Kranevitter; para decidir si el club se queda con
Jovetic; para buscar otro delantero de garantías que cubra la plaza que deje
Vietto; o para reaccionar ante cualquier otra circunstancia.
¿Y a la hora de contactar con los posibles fichajes?
¿Se echará en falta la llamada de Monchi? La pregunta inteligente ha tenido una respuesta -la de Arias- a su altura. "Creo que la llamada de Monchi
tenía tanta importancia porque era de parte del Sevilla". Sin duda. Acertará o se equivocará en los fichajes, pero la llamada de Arias tendrá el valor que da una llamada en nombre de un club, el Sevilla,
pentacampeón de Europa.