Sevillismo en la dirección deportiva y hambre para el banquillo: una ecuación conveniente para rearmarse de nuevo y construir un proyecto desde la convicción y con una base sólida.
La apuesta por Pablo Machín,
cerca de cerrar su llegada a Nervión,
supone un riesgo por tratarse de un salto considerable en su carrera pero
también la certeza de que llega con un entusiasmo y unas ganas de crecer que siempre suman, y, por supuesto, avalado por su excepcional trabajo al frente de un club humilde como el Girona, al que ascendió a la elite y, en su estreno en Primera, ha permitido soñar con entrar en Europa.
El soriano se ha revelado como
un magnífico gestor de vestuarios y un estratega de categoría, capaz de amoldarse a las circunstancias y de extraer máximo rendimiento a los mimbres de los que dispone.