El ´culebrón Zozulya´ se resiste a emitir su último capítulo. Tras varios días anunciándose el penúltimo episodio, el miércoles, de una vez por todas, debería tener lugar el esperadísimo desenlace; pero todo dependerá de que en el seno del Rayo Vallecano quieran o no dar señales de vida.
Es a lo que el jugador y sus representantes estuvieron esperando todo el día de ayer. La decisión está más que tomada. Vallecas se lo puso fácil al ucraniano con la enésima demostración de rechazo, el domingo, antes y durante el choque ante el Almería.
Zozulya tiene muy claro que lo mejor para él como futbolista, como marido y como padre es rechazar jugar en el Rayo aunque eso le cueste quedarse seis meses en la grada. Sin embargo, no va a hacer público su deseo hasta que su situación contractual quede totalmente aclarada y sin el más mínimo lugar para la duda. De ahí que sea tan importante poder hablar con el club franjirrojo, pues a todos los efectos pertenece a la plantilla vallecana hasta el próximo 30 de junio y, en teoría, el Rayo debe asumir el pago de la parte de la ficha del delantero que acordó con el Betis, cuando cerró su cesión a última hora del pasado 31 de enero.
En Vallecas no piensan igual y entienden que hay un resquicio legal para no tener que rascarse los bolsillos: AFE, LaLiga y el propio club madrileño, reunidos el jueves, garantizaron su seguridad y es Zozulya el que cree que lo mejor para todos es no seguir adelante con la cesión. El asunto tiene miga y, aunque las partes confían en que todo se solucione por fin este miércoles, lo cierto es que el acuerdo no se antoja tan sencillo.
En este sentido, Miguel Torrecilla ya dijo la pasada semana que el Betis había puesto el caso en manos de sus servicios jurídicos. Lo mismo ha hecho el propio Zozulya, que en la mañana de ayer se vio en el hotel Silken Al-Andalus con su abogado y con sus agentes, José Lorenzo y Vladimir Kuzmenko.
El ucraniano llegó sobre las 11:00 horas al hotel en el que se hospedan sus representantes y fue fotografiado por las cámaras de ESTADIO en el transcurso de una reunión que se extendió más de una hora y media.
Luego, el jugador se marchó a casa para esperar noticias y sus agentes estuvieron toda la tarde en las oficinas del Villamarín sin lograr salir de allí con una solución definitiva.