No quiere dejar pasar esta semana sin decidir su futuro, consciente de que ejercitarse apartado durante toda la pretemporada supondrá un hándicap a la hora de adaptarse al nuevo destino. Además, las competiciones han comenzado ya, por lo que
Paulao está deseando continuar con su carrera para olvidar el final de la etapa verdiblanca. Y, en privado, insiste en que se trata sólo de un broche agrio, pues su desembarco en el mercado invernal de la
11/12 fue tan grato que los responsables béticos insistieron para que se desvinculara del
Saint-Étienne y firmara hasta
2015.
Su reciente despido, unido a un episodio sin precedentes en el fútbol español que le marcó definitivamente -pidió el cambio en
Vallecas tras considerarse culpable de dos goles encajados-, ha obligado al zaguero a replantearse muchas cosas. Libre (mientras se resuelve en los tribunales su indemnización), el luso-brasileño ha desechado algunas propuestas de
Segunda por no coincidir con sus ex y evitar ese mal rato, las más firmes de
Osasuna y
Las Palmas, que tampoco eran interesantes en el plano económico. De
Primera, fue sondeado por el
Espanyol hace varias semanas, al tiempo que pudo ir al
Deportivo el lunes, pero prefirió esperar, por lo que los gallegos se decantaron por el ex del
Sunderland, Diakité.
Ahora,
Paulao estudia ofertas de su país natal, amén de una del
Apoel chipriota, que le permitiría vincularse hasta
2016. Con todo, la que le atrae sobremanera procede del
Sporting de Braga, con el que llegó a disputar la final de la
Europa League y que, bajo la fórmula de una campaña más otra opcional, le brinda la oportunidad de volver a casa. Y no olvida el de
Lagoa Santa el cariño recibido de sus hinchas tras el incidente en
Vallecas.